El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién podría yo temer? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿quién podría infundir miedo? Salmos 27:1 RVC
Con lo mal que está este mundo, con seguridad podemos decir que muchos hemos experimentado problemas en el pasado, quizás estamos experimentando problemas en este preciso momento y por si fuera poco probablemente experimentamos problemas en el futuro.
La realidad es que la gran mayoría de nosotros no estamos buscando estos problemas, sin embargo vivimos en un mundo caído, lleno de maldad y de terror. Un mundo donde muchas de las circunstancias están fuera de nuestro control, un mundo donde gente mala toma decisiones malas y que de alguna manera afectan nuestras vidas.
En el Salmo 27, David habla de los problemas que él estaba experimentando en su momento, él nos habla de gente malvada que tenían planes de acabarlo y destruirlo. No obstante, lo más interesante de este Salmo está en el primer versículo; David no menciona sus circunstancias primeramente, en lugar de eso el empieza meditando en el carácter de Dios. El empieza definiendo a Dios en tres formas. Luz, Salvación y Fortaleza.
Dios es Luz
En un mundo donde todo es oscuro, impuro y lleno de injusticia; la luz de Dios representa todo lo que es correcto, puro y justo. Aunque la maldad está reinando en este mundo, los que buscan a Dios aún pueden ver su luz salvadora y justiciera esperando que algún día cada partícula de oscuridad sea reemplazada con la gloriosa venida de Jesús.
Dios es Salvación
Aun cuando pensemos que en este mundo la gente mala está ganando la batalla, la verdad es que la Biblia nos dice claramente que al final la maldad no prevalecerá. La salvación en Jesús prevalecerá, en sus más amplios términos, su salvación significa la liberación del mal. El final de todos los tiempos llegará y con él también llegará el día en que todos los que hemos aceptado a Jesús como nuestro Salvador estaremos invitados a los funerales del pecado y la muerte.
Dios es Fortaleza
En estos tiempos problemáticos donde todos necesitamos refugio y protección tenemos la necesidad de buscar a Dios. La impotencia de no poder hacer algo nos debilita, es por eso que Dios se ofrece a sí mismo como un edificio fortificado donde podemos correr, refugiarnos y llenarnos de fortaleza. En estos tiempos perversos en donde nadie se siente seguro, en donde todos nos sentimos muy vulnerables necesitamos de la fortaleza que Dios nos ofrece.
Dios es un Dios personal y es por eso que debemos seguir el ejemplo de David y decir: «El Señor es mi luz, mi salvación, la fortaleza de mi vida.»
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Salmos 27:1 RVG
Anímate, no importa a qué problemas puedas enfrentarte hoy. Recuerda, Dios es tu Luz personal, Tu Salvación personal y tu Fortaleza personal. Corre, refúgiate y adquiere fortaleza bajo su sombra.
¡Que Dios te bendiga!