El Poder del Amor

El amor tiene muchos beneficios para la salud. Pero, ¿cuál es el verdadero poder del amor? ¿cómo puede el amor beneficiar al cuerpo y a la mente? Sembrando Esperanza I. El amor no es un mero sentimiento, es mucho más que eso, es una fuerza, una potencia, es un don de Dios eterno.

Diversas investigaciones han demostrado una gran variedad de beneficios para la salud, asociados a vivir una relación de pareja feliz.

Tolstoi narra en uno de sus cuentos la historia de un zapatero que, regresando una noche a su casa, encontró un andrajoso desconocido en la puerta de una iglesia. Lo llevó consigo a casa y su mujer le recibió con bastantes malos modos. A medida que la mujer multiplicaba sus asperezas, el desconocido se iba haciendo cada vez más pequeño. A cada palabra cruel, su rostro se arrugaba; pero cuando la mujer le dio de comer, el desconocido empezó a crecer en tamaño y hermosura. Explicaba Tolstoi que el desconocido era un ángel que había caído del cielo, y que por eso no podía vivir mas que en una atmósfera de bondad y de amor.

Según las apariencias todo lo lograría el poder, pero la experiencia muestra que es el amor el que todo lo puede. Es el amor el que apacigua e ilumina.

Es el amor el que une y el que alegra, es el amor el que acerca y el que cura. Sólo el amor nos hace de verdad hijos de Dios y hermanos de los demás.

Todo lo puede el amor, pero muchos tienen que sufrir serios golpes antes de aprender que el amor está por encima del poder y el poseer. Cuesta aprender que:

  • No hay dificultad por muy grave que sea, que el amor no supere.
  • No hay enfermedad por muy grave que sea, que el amor no sane.
  • No hay puerta por muy cerrada que esté, que el amor no abra.
  • No hay distancias por muy extremas que sean, que el amor no acorte.
  • No hay muro por muy alto que esté, que el amor no derrumbe.
  • No hay pecado por muy grave que sea, que el amor no redima.
  • No importa cuán serio sea un problema o cuán desesperada una situación, el amor tiene poder para superar todo esto, porque el amor todo lo vence.No olvidemos nunca que éste es el distintivo de Dios. Él mismo es amor, y está dispuesto a salir a nuestro encuentro para acogernos, acompañarnos y ayudarnos a salir adelante, pero sobre todo, está dispuesto a llenarnos de su amor. ¿Cuál es la fuerza de tu amor?, ¿ella proviene de Dios?, ¿te dejas cautivar por Él?, ¿te dejas perdonar por Él?, ¿vences todas las dificultades gracias al poder del amor que hay dentro de tí?El amor no es un mero sentimiento, es mucho más que eso, es una fuerza, una potencia, es un don de Dios eterno. Efectivamente, el Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, por el Espíritu Santo que se nos ha dado, nos diría San Pablo. Ahora nos toca darlo, y así, iluminar a nuestro mundo, a nuestra sociedad, a nuestra familia. Seamos esa antorcha de amor, que tantos hoy necesitan para caminar con paz y serenidad.

El amor es bueno para el corazón

El corazón es un símbolo visible de amor. Pero cuando decimos que el amor es bueno para el corazón, no lo decimos de manera figurativa.

Según una investigación realizada en la Universidad de Rochester en Nueva York, mantener una relación de pareja satisfactoria puede mejorar la tasa de supervivencia, después de una intervención quirúrgica coronaria.

Este estudio informó que los efectos de la satisfacción de la vida en pareja, eran tan importantes para la supervivencia como la identificación de los factores de riesgo tradicionales, como la obesidad y el consumo de tabaco.

Otro estudio, realizado en la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU), muestra que las parejas que se muestran afecto, tienen reacciones más saludables ante tareas estresantes como hablar en público. En este sentido, la frecuencia cardíaca y la presión arterial, fueron más saludables en las personas que estuvieron diez minutos de la mano de su pareja y que disfrutaron de un abrazo posterior de 20 segundos, que los valores mostrados por las personas que simplemente descansaron antes.

Los autores del estudio dicen que estos hallazgos sugieren que las relaciones afectuosas pueden contribuir a una menor reactividad ante los acontecimientos estresantes de la vida.

El amor y la mente

Otros investigadores ha encontrado que el sexo también ayuda a mejorar la salud mental. Un pequeño estudio sugiere que, al igual que otras formas de actividad física, el sexo reduce los niveles de estrés.

Los investigadores realizaron pruebas de estrés relacionadas con actos como hacer cálculo mental en voz alta, y encontraron que las personas que tuvieron relaciones sexuales, pudieron enfrentar mejor el estrés que los participantes que no tenían relaciones sexuales.

Por otra parte, la sensación de bienestar de una persona también puede ser mejorada mediante la relaciones sexuales.

En este sentido, un estudio realizado por  Universidad de Indiana  Bloomington con 3.000 personas de entre  57-85 años de edad, demostró que aquellos que estaban teniendo relaciones sexuales, calificaron su salud mucho mejor que los que no las tenían.

En este estudio, no fue solo sexo lo que llevó a un mayor bienestar, sino el hecho de estar en una relación satisfactoria en general. Los investigadores encontraron que las personas que estaban en relaciones cercanas, eran más propensas a decir que tenía “excelente” o “muy buena” salud, en lugar de simplemente “buena” o “mala”.

Por otra parte, según la Clínica Mayo, el pensamiento positivo derivado de un relación satisfactoria podría llevar a mayores beneficios para la salud, incluyendo la reducción del riesgo sufrir resfriado común, depresión y angustia, así como de reducir el riesgo de mortalidad global.

El amor no es el mismo para todo el mundo

¿Podrían los niveles de afecto y estilo de apego, determinar los beneficios para la salud de parejas reciben de su relación?

Nadie experimenta el amor exactamente de la misma manera que los demás. Cada persona se siente atraída por un tipo diferente de persona y espera algo concreto de esa persona.  Es por eso que las consecuencias del amor para la salud de amor varían de unos a otros.

Recientemente, un estudio realizado en el  King’s College London Institute of Psychiatry (Reino Unido) investigó los efectos del estilo de apego en el alivio del dolor.

El estilo de apego adulto se refiere a los patrones exhibidos por los individuos en las relaciones, en función de la forma en que buscan cercanía o desean evitarla.

Por lo general, la presencia de una pareja en una situación dolorosa sería considerada reconfortante y un alivio; sin embargo, este no fue el caso para todos los participantes en la investigación.

A un grupo de mujeres se les administraron pulsos de láser moderadamente dolorosos en los dedos, mientras que su compañero sentimental estaba presente y ausente. Los autores encontraron que las mujeres que preferían que sus parejas no estuvieran presentes, realmente sentían más dolor cuando sus parejas estaban con ellas.

Sin embargo, las mujeres que sí deseaban tener cerca a su pareja, parece que segregaban oxitocina (conocida como hormona del amor), lo que explicaría que experimentaran niveles reducidos de dolor. El autor principal creía que la oxitocina podría ser parte de un mecanismo neurobiológico, involucrado en la formación de los efectos de la interacción con otras personas cercanas a la experiencia del dolor.

La oxitocina se ha asociado por los investigadores con las partes del cerebro que están involucradas en conductas emocionales, cognitivas y sociales. La intimidad, como las relaciones sexuales, ir de la mano y mirarse a los ojos, estimulan la liberación de oxitocina en los hombres y las mujeres.

¿Podemos vivir sin amor?

Es posible ser feliz sin tener una relación de pareja. Un estudio realizado con monjas ha demostrado que las relaciones románticas y sexuales no son necesarios para la buena salud y larga vida.

A pesar de todos los beneficios de salud que ofrece el sexo, una investigación también ha demostrado que una vida de celibato también puede proporcionar una vida larga y saludable. Este estudio informó que vivir sin pareja también puede proporcionar un estilo de vida activo y mantener  una fuerte función cognitiva en la vejez.

 

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