Adora a DIOS

La Necesidad de Adorar a Dios

INTRODUCCIÓN

A. En prácticamente cada civilización que ha existido en la tierra, los hombres han manifestado un deseo insaciable de adorar a alguien o a algo. De este hecho innegable testifica la historia. Desde el comienzo del tiempo, la gran mayoría de la raza humana ha creído de alguna manera u otra en un ser sobrenatural y también ha participado en alguna forma de adoración, por muy primitiva (e incorrecta) que haya sido.

B. Aun los que rehusan adorar al único Dios verdadero expresan su anhelo de venerar a otros supuestos dioses, a otros hombres, a los cuerpos celestiales, a los animales, a las imágenes o aun a sí mismos.

1. Esto me recuerda cuando uno de mis vecinos me reveló que es ateo. Es importante notar que muchos piensan equivocadamente que el ateo «no cree en nada», pero ¡es todo lo contrario! Al rehusar creer en Dios, en seguida el ateo busca a otras personas o cosas para llenar el vacío. Un ejemplo de esto se ve en lo que me dijo este vecino. Al confesar que era ateo añadió: «Tú crees en Dios y yo en el hombre«. Los que creen que los hombres son los dioses de su propio destino se llaman «humanistas» y su religión es «el humanismo».

2. ¡OJO! No digo que esté bien adorar a los hombres, a los animales, o a las cosas sino simplemente que todos los hombres desean honrar a alguien o a algo; es un anhelo universal.

C. En el Nuevo Testamento, la palabra «adorar» quiere decir «actuar piadosamente hacia [alguien o algo]» (EUSEBEO) o «hacer reverencia, dar obediencia a [alguien]» (PROSKUNEO) (W. E. Vine, Diccionario Expositivo De Palabras Del Nuevo Testamento, Vol. 1, p. 47).

1. Algunos sinónimos por la palabra «adorar» son: venerar, reverenciar, honrar, exaltar.

2. El hombre adora a Dios con los labios, alabándole por lo que es y dándole las gracias por lo que ha hecho, Ef. 5:19,20. Pero también le adora con todo su ser (cuerpo y mente) obedeciendo su voluntad, Ro. 12:1,2. Dios quiere que todos los hombres le adoren de esta forma.


I. DIOS QUIERE QUE LE ADOREMOS A ÉL, Y SÓLO A ÉL

A. Dios busca a verdaderos adoradores, Jn. 4:24. El punto principal de este versículo es que Dios quiere encontrar a cierta clase de adoradores. Dios busca a personas que estarán dispuestas a adorarle «en espíritu y en verdad». (Hablaremos del significado de esto más adelante.)

1. En Ro. 1:20 el apóstol Pablo indica que Dios se nos ha revelado a través de la creación, o sea, «por medio de las cosas hechas» para que deseemos adorarle. Cuando uno analiza cuidadosamente la gran complejidad del universo y de la vida, notará indicios muy claros de orden y de diseño. Los planetas del sistema solar, el cuerpo humano, y hasta las criaturas más pequeñas funcionan como máquinas muy precisas. Todas estas cosas apuntan a un Arquitecto Maestro.

a. ¿Por qué Dios se ha esforzado por dejar sus huellas por todo el universo? ¡Porque quiere que el hombre le busque y le adore!

b. Sin embargo, fíjense en lo que ha pasado, Ro. 1:21-25. ¡Dios quiere que el hombre adore al Creador pero en vez de esto el hombre casi siempre ha querido adorar a lo creado! El hombre adora a dioses de su propio invento e imaginación, adora a otros hombres, adora a los cuerpos celestiales, adora a los animales, adora a las imágenes y, a veces, adora a sí mismo.

2. En cierta ocasión, durante su segundo viaje evangelístico, Pablo tuvo la oportunidad de hablar a los habitantes de Atenas, Grecia acerca de Dios. Veamos lo que les dijo en Hch. 17:24-26. ¿Para qué hizo Dios el mundo y todas las cosas que en él hay? ¿Para qué da a todos vida y aliento y todas las cosas? ¿Para qué nos ha señalado el tiempo y el lugar en que debemos vivir? Respuesta: ¡para que busquemos a Dios! (v. 27).

B. Esto es lo mínimo que le podemos dar. (Él nos ha dado todo.)

1. Cada día Dios no para de bendecirnos, que lo queramos reconocer o no. Siempre nos colma de bendiciones físicas; nos da comida, ropa, salud, trabajo, un sitio donde vivir, etc. etc. Nos da «lluvias del cielo, y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones» (Hch. 14:17). Él es quien «da a todos vida y aliento y todas las cosas» (Hch. 17:25).

* ¿Sabe Usted que si no fuera por Dios, no tendría ni casa, ni muebles, ni coche, ni ropa, ni comida, ni un solo céntimo en su cuenta bancaria? Pero Usted me dice: «¡Un momento! ¡Yo he ganado todo eso con mi propio sudor, con mi propia sangre!» Sin embargo, si no hubiera sido por Dios, no podría haber tomado ni siquiera un solo respiro cuando estaba trabajando por aquellas cosas.

2. Dios ofrece perdón de pecados a todos los que le obedezcan y toda bendición espiritual, Ef. 1:3,7.

3. Lo mínimo que podemos hacer es darle la adoración debida. Sal. 29:2 dice: «Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad». ¿Qué es lo que Dios pide de nosotros? La gloria (adoración) debida.

C. Dios no quiere compartir su alabanza con ningún hombre, animal, o cosa. Is. 42:8 dice: «Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas». Dios no quiere que le adoremos a través de las imágenes porque es Dios «celoso» (Éx. 20:4,5), es decir, no quiere compartir su alabanza con ningún hombre u otra cosa creada.

D. Dios quiere que le adoremos públicamente. Algunos dicen: «Yo puedo adorar a Dios a solas. No necesito estar con un grupo de gente». Es verdad que se puede adorar a Dios a solas pero también es necesario adorarle con otros, o sea, públicamente, Hch. 2:42; Heb. 10:24,25. Si Usted quiere ser un siervo fiel de Dios, no puede ausentarse de la asamblea pública por cualquier razón y todavía pensar que está glorificando a Dios. Si va a estar de vacaciones, sigue siendo necesario reunirse con una iglesia fiel porque así se adora a Dios y no a solas únicamente.


II. TRES CLASES DE ADORACIÓN

A. La adoración ignorante

1. Hch. 17:22,23 — ¿Por qué eran ignorantes estas personas?

a. En primer lugar, no conocieron a Dios. No conocieron nada de sus características, ni de sus leyes. Hoy día, hay gente en todo el mundo que se reúne para adorar pero, en realidad, no conocen a Dios porque rehusan escucharle a través de las páginas de Su Palabra.

b. Segundo, habían hecho ídolos (imágenes) y daban adoración (honor, reverencia, veneración) a ellos en vez de a Dios. Sin embargo, veamos lo que Pablo nos dice en Hch. 17:24-29. Su argumento va algo así:

i. Dios es mucho más grande que nosotros porque Él ha hecho todo, v. 24.

ii. Nosotros también formamos parte de su creación, vv. 26, 28.

iii. ¿Cómo, pues, se atreve el hombre a adorar a algo que el mismo ha hecho?, v. 29.

2. La ignorancia es el resultado de no conocer la Palabra del Señor, Os. 4:6.Todo en cuanto a la adoración tiene que hacerse conforme a lo que se ha revelado (Col. 3:17). Muchos tienen «celo de Dios, pero no conforme a ciencia» (Ro. 10:2).

3. Cuando el hombre no quiere adorar a Dios conforme a lo que ha sido revelado, el resultado siempre es el mismo: el hombre llega a ser su propio dios y, que lo quiera reconocer o no, se adora a sí mismo y a sus propios deseos. De esta manera el hombre se exalta en vez de Dios.

B. La adoración vana, Mt. 15.

1. Los judíos seguían enseñanzas y prácticas las cuales no tenían el respaldo de la Palabra de Dios. Jesús les preguntó: «¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?» (v. 3). También dijo: «…habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición» (v. 6). Lo más trágico es que «en vano» honraban a Dios «enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres» (v. 9).

2. Los hombres siguen teniendo la misma forma de pensar que los judíos del tiempo de Jesús. Muchas tradiciones que se practican en las iglesias del mundo hoy en día son adiciones y no sólo aclaraciones de la Palabra de Dios. Debemos estar dispuestos a rechazar humildemente cualquier tradición humana que invalide el Nuevo Testamento. Cuando el hombre obedece mandamientos y tradiciones que son contrarias a la Palabra de Dios la adoración que ofrece a Dios llega a ser una cosa hueca, inútil y, en fin, no vale para nada a los ojos de Dios.

3. ¿Cuál es la causa principal de la adoración vana? (Véase la segunda parte de Mt. 15:8.) Cuando el hombre está dispuesto a obedecer las tradiciones y enseñanzas de otros hombres significa que su corazón está lejos de Dios. No le da a Dios el lugar en su corazón que Le corresponde. No le da la gloria debida.

C. La adoración verdadera, Jn. 4:24.

1. El que ofrece adoración ignorante trata de adorar a Dios pero no conforme a la verdad.

2. El que es culpable de ofrecerle adoración vana no solamente invalida la Palabra de Dios sino que también su corazón está lejos de Dios.

3. ¡El que ofrece adoración verdadera hace todo lo contrario de los otros dos! Esta persona adora a Dios con todo el corazón («en espíritu») y conforme a lo que Dios ha revelado en su Palabra («en verdad»).

a. «en espíritu», Ro. 1:9; Ef. 6:18. «La adoración que Dios desea no es carnal (para diversión) ni superficial (formalidad fría)… Por eso es necesario que adoremos de corazón [Ro. 6:17] … es decir, conentendimiento, de buena voluntad, y con amor y gozo [2 Co. 8:24]…» (W. Partain, Notas Sobre el Evangelio de Juan, p. 39).

b. «en verdad», Mt. 7:21. No es suficiente servir a Dios conforme a nuestros propios gustos sino según la voluntad del Padre.


CONCLUSIÓN

¿Qué clase de adoración ofrece USTED a Dios? Dios busca a verdaderos adoradores. ¿Es Usted uno de ellos? Si es así, le toca buscarle a Dios (Hch. 17:27) y obedecerle para que sea salvo (Mr. 16:16).

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