En los tiempos en que se escribió el pasaje en Isaías 54, el ser estéril era una vergüenza. La vida de la mujer se veía completada, cuando tenía un hijo. El no tener un hijo era una afrenta, era motivo de burla, delante del resto de las personas, de la familia, de la comunidad.
Pero, en esta escritura, Dios no solo dice que el no dar frutos va a quedar atrás, sino que también dice que él va a cambiar la memoria, que va a remover la afrenta.
No importa lo que hayas vivido en el pasado, no importa aquello de lo que no te atreves hablar porque te da vergüenza, Dios va a cambiar la memoria de cada una de esas cosas, va a cambiar completamente cómo tú te sientes.
Una de las cosas que caracteriza el momento de dar a luz, es el dolor. Pero muchas mujeres dicen que, al ver al bebé, olvidan el dolor. De la misma manera, la victoria que Dios tiene guardada para ti es tan y tan grande, que se te van a olvidar los momentos de necesidad, los momentos de problemas, los momentos de batalla, los dolores que hayas tenido que pasar para obtener esa victoria.
Tienes que empezarte a preparar para manifestar los frutos de toda la semilla que Dios ha plantado en tu corazón. Dios va a borrar la memoria del dolor de tu pasado.
Quizás has pasado necesidad, has pasado problemas, has tenido que contar la comida, te has acostumbrado ya a ver tu chequera en números rojos, pero Dios te va a dar tanta prosperidad, tanta bendición, va a poner tanta abundancia en tus manos, que va a llegar el momento en que los momentos de escasez Dios los va a borrar completamente de tu memoria.
Quizás has estado pasando problemas con tu cónyuge, quizás has estado al borde del divorcio en más de una ocasión, pero va a llegar el momento en que van a estar de luna de miel todo el tiempo, e incluso se van a preguntar por qué era que se peleaban tanto.
Dios va a cambiar tu memoria. Él va a cambiar todo aquello que, en tu pasado, ha provocado dolor.