Esperar en Dios

Isaías 40:31 nos enseña que esperar en Dios es estar expectante, buscar y tener esperanza en Él. Es pasar tiempo con Él en su Palabra y en su presencia. No nos preocupamos mientras esperamos en Dios; no nos sentimos frustrados mientras esperamos en Dios; no nos disgustamos mientras esperamos en Dios. Descansamos.

A veces, cuando comience a ponerse nervioso y disgustado, ansioso o preocupado, usted debe decirse a sí mismo: «Siéntate». Eso no se refiere sólo a su cuerpo; también significa su alma: su mente, voluntad y emociones. Es importante permitir que todo su ser descanse.

Bajo el Antiguo Pacto, cuando el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo para ofrecer los sacrificios de sangre por los pecados del pueblo, no se sentaba. Parece muy improbable que hubiera una silla allí dentro, porque la Biblia no lo menciona, aunque ofrece detalladas descripciones del lugar de adoración de los israelitas. Los requisitos para el sumo sacerdote eran tan estrictos que hacía lo que tenía que hacer y salía. No podía descansar en la presencia de Dios.

Me han dicho que el sumo sacerdote llevaba campanillas en su túnica y que tenía una cuerda atada a la cintura. Mientras se movía en el Lugar Santísimo, el pueblo afuera podía oír las campanas. Si éstas dejaban de sonar, el pueblo sabía que él había hecho algo mal y había muerto, así que tiraban de la soga y lo sacaban.

Hay una lección muy poderosa en eso. Nos enseña que bajo el Antiguo Pacto, las personas no podían descansar en la presencia de Dios. El Antiguo Pacto tenía muchas leyes y se basaba en las obras. Pero gracias a Dios, el Nuevo Pacto se basa en la obra que Jesús consumó, no en nuestros méritos u obras.

Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, quien entró al Lugar Santísimo por medio de su propia sangre, puso la sangre sobre el trono de la gracia en el cielo y se sentó. Ahora, la expiación por los pecados del mundo ha terminado.

Si está luchando en su vida, tome asiento y descanse en la presencia de Dios. La promesa de la paz de Dios no se hace a los que trabajan y luchan en sus propias fuerzas, sino a quienes se sientan y descansan en Cristo Jesús. Espere en Él, y su fuerza será renovada.

–Tomado de La Biblia de la Vida Diaria de Joyce Meyer. Una publicación de Casa Creación. Usado con permiso.

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